Hagamos como que tu vecino no la lleva puesta mientras escucha reguetón.
Olvidemos por un instante que la has visto expuesta en el escaparate del Pulanbiar, junto a unos calcetines de los Who y unos gayumbos de los Sex Pistols.
Efectuemos un supremo esfuerzo para evitar una comparación numérica con las imágenes estampadas del Che.
Ahora abre una botella de loquesea y brindemos por que cumpla muchos más. Incluso puedes enfundarte tu camiseta y brincar como un demente.
Pero, por Dios, no te la pongas para salir a la calle.
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