Acabo de enterarme de que
2013 es el primer año desde 1987 que no incluye ningún dígito repetido dentro
de su número. Tras 26 años ocupándome de cuestiones más prácticas, este dato,
como todas las cosas inservibles, me ha sido útil para transportarme por unos
instantes a la época en que mis mayores preocupaciones eran cómo lograr que mi
radiocassette no me desliara todas las cintas, idear algún método para que las
chicas no huyesen despavoridas en mi presencia, y conseguir enterarme de qué
iban las clases de filosofía desde el bar que había enfrente del instituto. Para
combatir la nostalgia, me he propuesto calcular cual fue el último año que no
repetía ninguna letra en números romanos. Tras 5 minutos de incansables procesos
cerebrales he comprendido que la empresa me venía grande y que además me hacía
pipí, de modo que he decidido archivar el proyecto en la carpeta de Pendientes hasta que el momento sea propicio.
Así que, a fin de
cuentas, tampoco he cambiado tanto.
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