Dicen que a Zeus lo
invadió una cólera desconocida al saber que Marte tenía su propio Monte Olimpo.
Ciego de ira, lanzó rayos contra Marte con tal furia que desató una tormenta cuya
violencia se tradujo en una marea de volcanes e inundaciones. Agotado por el
esfuerzo, se sentó a meditar, y no tardó en llegar a la conclusión de que
Marte, desde su monte falso, sólo podría hacer la guerra contra el polvo rojo,
entonces se moriría de aburrimiento y abusaría del vino y vería dos lunas y
perdería la razón. Cuando la ira de Zeus cesó, los volcanes se apagaron y las
riadas se convirtieron en hielo y vapor.
“Están locos, estos
romanos”, pensó Zeus antes de retirarse a descansar.
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